INMUNOTERAPIA INNOVADORA

Biopeliculas

ANDORRA

BIOPELÍCULA

Las biopelículas de la enfermedad de Lyme son comunidades protectoras de los gérmenes de Lyme. En ellas, diversas formas de la bacteria de Lyme y co-infecciones evaden el sistema inmunitario y se esconden de los antibióticos. En la enfermedad de Lyme crónica y enfermedades asociadas pueden causar resistencia al tratamiento, resistencia a los antibióticos y recaídas una vez que se suspenden los antibióticos o los antimicrobianos a base de hierbas. Estas biopelículas pueden ser un verdadero quebradero de cabeza a la hora de disolverlas y destruirlas para llegar a los patógenos que crean las enfermedades y los síntomas posteriores. La necesidad de hacerles frente es fundamental para evitar retrocesos.

Qué son las biopelículas

Las biopelículas no son exclusivas de la borrelia, la bacteria de la enfermedad de Lyme. Se sabe que se producen en base a estudios científicos en diversas infecciones como las infecciones por estafilococos de la piel y en las infecciones por levaduras Candida. En la enfermedad de Lyme, el doctor Alan MacDonald ha demostrado la existencia de biopelículas en personas con Lyme basándose en sus exámenes microscópicos de tejidos cerebrales. En el laboratorio, Eva Sapi PhD demostró que las biopelículas de Lyme tienen los componentes típicos y el mismo comportamiento que las biopelículas encontradas en otras infecciones.

Cómo funcionan las biopelículas

Las bacterias de las biopelículas producen y se cubren de una capa de baba azucarada llamada mucopolisacáridos. Para añadir estructura, las bacterias reclutan una proteína que se encuentra en la sangre, denominada fibrinógeno, que utilizan para crear un esqueleto proteico de fibrina. Como la fibrina les da estructura, las bacterias de las biopelículas pueden deshacerse de sus cubiertas proteicas externas. Esto dificulta la reacción del sistema inmunitario contra ellas. Además, la capa de limo cubre a los gérmenes para que el sistema inmunitario no pueda verlos. Los antibióticos o los suplementos antimicrobianos pueden tener dificultades para llegar a los gérmenes. En las biopelículas, los gérmenes utilizan bombas de eflujo para eliminar los antibióticos, lo que crea resistencia a los mismos.

Dentro de las biopelículas, los gérmenes establecen estructuras y funciones muy organizadas. Por ejemplo, tienen tubos que utilizan para absorber nutrientes. También se comunican mediante diversos mensajeros químicos, excretan residuos a través de canales y realizan otras actividades complejas para favorecer la longevidad de la comunidad. Las biopelículas necesitan calcio y magnesio y contienen otros minerales y metales pesados.

Las biopelículas crecen y prosperan siguiendo una serie de pasos. En primer lugar, las biopelículas tienen que adherirse a las superficies, lo que se denomina adherencia. A continuación, los gérmenes de las biopelículas se comunican entre sí a través de la detección de quórum, lo que fortalece a los gérmenes y a la biopelícula. Los gérmenes de las biopelículas utilizan bombas de eflujo que expulsan los antibióticos. Las biopelículas también crecen gracias a la motilidad de enjambre de gérmenes, en la que algunas bacterias desarrollan colas para propagarse rápidamente.

Reacción de Herxheimer

Las biopelículas también contienen varios tipos de bacterias, además de la borrelia (el germen de Lyme). Estas bacterias, las proteínas a base de fibrina y el mucopolisacárido baba de azúcar proporcionan la estructura arquitectónica que mantiene unido el biofilm. Cuando la biopelícula se desintegra a causa del tratamiento antimicrobiano o antibiótico, se produce una reacción por toxinas producidas por la desintegración de los patógenos.

Esto se denomina reacción de Herxheimer y la manifestación típica es un empeoramiento de los síntomas existentes y síntomas parecidos a los de la gripe, como fatiga, dolor de cabeza, dolores corporales, dolores musculares y articulares, fiebre y escalofríos, rigores, hiperventilación, niebla cerebral, irritación de la piel, reaparición de erupciones cutáneas, cambios de humor y aumento de la irritabilidad. Se trata de algo habitual y esperable, por lo que no es necesario interrumpir el tratamiento en curso, sino modificarlo y aumentar los agentes desintoxicantes y antioxidantes.